Acabamos de celebrar la Navidad. Durante este tiempo hemos contemplado la figura de María con el Niño Jesús. Se puede tener la impresión de que María ya no vuelve a aparecer en el Evangelio. Este trabajo de Eugène Koutoua Adingra, marianista de Costa de Marfil, muestra la importancia de María en el misterio de Jesús y de la Iglesia. Ha sido el Vaticano II el que ha abierto esta nueva perspectiva para la Mariología.
Los papas después del concilio se han preocupado de indicar la peregrinación de fe de María como el camino que la Iglesia y todo creyente siguen en el seguimiento de Cristo. Se trata de un trabajo especializado, pero muy sugerente que supone un lector familiarizado con la Biblia y la Mariología. Su lectura nos ayuda a actualizar nuestra comprensión y a vivir el misterio de María en la vida de la Iglesia y en nuestra experiencia espiritual.
Nous venons de célébrer la Nativité. Nous y avons contemplé la figure de Marie avec l’Enfant Jésus. On pourrait avoir l’impression qu’à présent Marie n’apparaîtra plus dans l’Evangile. Ce travail de Eugène Koutoua Adingra, marianiste de Côte d’Ivoire, montre l’importance de Marie dans le mystère de Jésus et de l’Eglise.
Depuis le Concile, les Papes se sont attachés à proposer le pèlerinage de foi de Marie comme le chemin que l’Eglise et tous les croyants doivent parcourir à la suite du Christ. Il s’agit d’un travail de spécialiste, mais très suggestif, qui s’adresse à un public familiarisé avec la Bible et la Mariologie. Sa lecture nous aide à réviser notre compréhension des choses et à nous familiariser avec le mystère de Marie dans la vie de l’Eglise et dans notre propre expérience spirituelle.
Escrito por
Esta Tesis de Licenciatura en Mariología estudia el valor de la fe de María tal como se presenta en los textos del Nuevo Testamento, que esbozan la fe de María, y los del Magisterio, desde el Concilio Vaticano II, que interpretan los primeros a la luz de la tradición eclesial para nuestro tiempo.
En la primera parte nos hemos esforzado en subrayar los diferentes aspectos de la fe de María que aparecen en los textos más antiguos de la Iglesia. En primer lugar la fe de María es una fe al consentimiento del proyecto de Dios, definida como adhesión al plan de salvación (Lc 1, 26-38). Es una fe en la palabra de Dios. La fe de María es también una fe anticipadora: el consentimiento de María no ha sido solamente adhesión al proyecto de Dios. En la forma que adopta, se ve una anticipación de las notas distintivas de la vida de Jesús. María, al declararse humilde sierva del Señor, inculca a su Hijo Jesús esta disponibilidad al servicio, que al entrar en el mundo retoma este término del servicio como elemento fundamental de su misión. La docilidad a la voluntad del Padre que María manifiesta en la Anunciación influye también en Cristo en su relación con su Padre celeste.
La fe de María es también una fe meditativa. La incomprensión de María es el punto de partida de un esfuerzo de meditación. María ha hecho la experiencia de la prueba, de la oscuridad y ha debido esforzarse continuamente en comprender mejor lo que creía. La fe de María es una fe en desarrollo. Ese desarrollo se concentra en la persona de Cristo. María es invitada a profundizar su fe en el sentido de una relación personal con Jesús. La fe de María es reconocida por otros: Isabel (Lc 1, 45), Jesús implícitamente (Lc 11, 28), el Espíritu Santo (Lc 1, 41)).
La fe María es una realidad dinámica, eficaz y activa (Jn 2, 1-12). Es una fe audaz (Jn 2, 1-12). Es una fe influyente: María impulsando a Jesús a manifestar su gloria en Caná, abre el camino de la fe a los discípulos (Jn 2, 11). Su fe influye en la de los discípulos.
La fe de María es una fe formadora (Hechos 1, 14). María recibe la misión de ser la madre espiritual de los discípulos de su hijo. Esta misión es una misión de formación y educación en la fe. Finalmente la fe de María es una fe que reúne (Hechos 1, 14). María está en medio de la asamblea en el Cenáculo como la que reúne a los discípulos de su hijo para fortalecerlos en su fue. Testigo de la fe en su Hijo Jesús, ella está allí en medio de los discípulos para sostenerlos y reconfortarlos.
En la segunda parte hemos pasado revista a tres perspectivas recientes (doctrinal, pedagógica y litúrgica) complementarias sobre la fe de María. Esta doctrina de la fe de María se encuentra en los documentos del magisterio, a saber: el capítulo VIII de Lumen Gentium, Marialis cultus y Redemptoris Mater. La perspectiva pedagógica muestra cómo la fe de María es presentada al pueblo de Dios en el Catecismo de la Iglesia (1992). La perspectiva litúrgica nos lleva a esbozar el perfil de la fe de María tal como nos es propuesto en las Misas en honor de la Virgen María. (1988).
La perspectiva doctrinal de fe nos ha permitido seguir la peregrinación de fe de la Virgen María. Esta peregrinación de fe es un modelo para la vida de la Iglesia en marcha, de la Iglesia en peregrinación en este mundo. Es modelo para la Iglesia porque la Iglesia vive del consentimiento a la voluntad de Dios dado por María: María colabora en la obra de la salvación mediante su sí en la Anunciación. Como María, la Iglesia cree y ama. María es el modelo de las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad para la Iglesia, que las considera como fundamento de vida espiritual y de oración. María es también el modelo de virginidad para la Iglesia. María es la Virgen que recibe la palabra de Dios con fe y la medita con fe. Así pues la fe de María es propuesta como modelo a la Iglesia.
Con la perspectiva pedagógica, la fe de María es propuesta a la Iglesia como una fe educadora, es decir que sirve de referencia para los creyentes e invita a una fe sólida e inquebrantable en Cristo. Su fe nos arrastra en seguimiento de Cristo, a una relación de intimidad profunda con Jesús. La fe de María es igualmente propuesta a la Iglesia como ejemplo de oración: Por su Magnificat María nos da el ejemplo del agradecimiento de los beneficios de Dios. En Caná intercede en la fe. La fe de María es propuesta a la Iglesia como una fe testigo: María es testigo eminente de la fe gracias al ejemplo de su peregrinación de fe. La fe de María en esta perspectiva pedagógica es finalmente propuesta a la Iglesia como una fe activa: de manera activa María ha cooperado al misterio de nuestra redención.
Con la perspectiva litúrgica, la fe de María es celebrada como una fe que protege eficazmente a los cristianos: La Iglesia recurre a María con una inmensa confianza e implora su ayuda para los oprimidos, los afligidos y los débiles. La protección de María es el impacto de su vida ejemplar de fe sobre los que imploran su asistencia y su ayuda.
This Thesis for the Licentiate in Mariology studies the strength of Mary’s faith as it is presented in those texts of the New Testament which portray Mary’s faith, as well as texts from the Magisterium, since Vatican II, which interpret these scriptural texts in light of the ecclesial tradition for our time.
In the first part we have endeavored to underscore the various aspects of Mary’s faith as they appear in the oldest texts of the Church. First of all, Mary’s faith is one which gives consent to God’s plan, defined as adhesion to the plan of salvation (Lk 1:26-38). It is a faith in the word of God. Mary’s faith is also anticipatory: Mary’s Faith was not just adhesion to God’s plan. In the form it takes, one can see an anticipation of the distinctive hallmarks in the life of Jesus. Mary, upon declaring herself to be the humble servant of the Lord, instills in her Son, Jesus, this willingness to serve. Jesus, upon entering into the world, takes up this issue of service as a fundamental element of his mission. The docility toward the will of the Father which Mary manifests in the Annunciation also flows through Christ in his relationship with his Heavenly Father.
Mary’s faith is also meditative faith. Mary’s incomprehension is also her springboard to a meditative effort. Mary has been tested. She is “in the dark” and must continually strive to better understand what she already believes. Mary’s is a developing faith. This development is concentrated on the person of Christ. Mary is invited to deepen her faith by means of her personal relationship with Jesus. Mary’s faith is recognized by others: Elizabeth (Lk 1:45), implicitly by Jesus (Lk 11:28) and the Holy Spirit (Lk 1:41).
Mary’s faith is an active, dynamic, and effective reality (Jn 2:1-12). It is a bold faith (Jn 2:1-12). It is an influential faith: Mary presses Jesus to manifest his glory at Cana, opening up the road to faith within the disciples (Jn 2:11). Her faith influences the disciples.
Mary’s faith is formative (Acts 1:14). Mary receives the mission to be the spiritual mother of her son’s disciples. This mission is one of formation and education in the faith. Finally, Mary’s faith is a faith which unites (Acts 1:14). Mary is in the midst of the assembly in the Cenacle as the one who unites her Son’s disciples in order to strengthen their faith. A witness to faith in her Son, Jesus, Mary is there in the midst of his disciples to sustain and comfort them.
In the second part, we have reviewed three recent perspectives (doctrinal, pedagogical, and liturgical) which are complimentary about Mary’s faith. This doctrine of Mary’s faith can be found in magisterial documents, namely: Chapter VIII of Lumen Gentium, Marialis cultus and Redemptoris Mater. The pedagogical perspective shows how Mary’s faith is presented to the People of God in the Catechism of the Catholic Church (1992). The liturgical perspective leads us to sketch a profile of Mary’s faith like the one proposed in Masses in honor of the Virgin Mary (1988).
The doctrinal perspective of faith has allowed us to follow the Virgin Mary’s faith journey. This pilgrimage is a model for the life of the Church today, which itself is a pilgrim church in this world. She is a model for the Church because the Church lives as a result of Mary’s consent to the will of God: Mary collaborated in the work of salvation by rendering her “yes” at the Annunciation. Like Mary, the Church believes and loves. Mary is the model of the theological virtues of faith, hope and love, for the Church, as it considers these to be fundamental for the spiritual life and prayer. Mary is also the Church’s model of virginity. Mary is the Virgin who received the word of God with faith, and she meditated on it in faith. As such, Mary’s faith stands as a model for the Church.
From the pedagogical perspective, Mary’s faith presents itself to the Church as an educational faith. In other words, it serves as a benchmark for believers and invites one to cultivate a solid and unwavering faith in Christ. Her faith carries us, in our following of Christ, to a deep and intimate relationship with Jesus. Mary’s faith is also presented to the Church as an example of prayer: By her Magnificat, Mary gives us an example of gratitude for God’s gifts. At Cana, she intercedes with faith. Mary’s faith is offered to the Church as a faithful witness: Mary is the eminent witness to the faith by means of the example of her own faith journey. Mary’s faith in this pedagogical perspective is finally proposed to the Church as an active faith: Mary has actively cooperated with the mystery of our redemption.
As regards a liturgical perspective, Mary’s faith is hailed as an effective protector of Christians: The Church turns to Mary with immense confidence and begs her help for the oppressed, the afflicted and the weak. The protection of Mary is the impact of her exemplary life of faith on those who implore her assistance and help.
Cette Thèse de Licence étudie la valeur de la foi de Marie telle qu’elle ressort des textes du Nouveau Testament qui esquissent la foi de Marie et les plus récents de la Tradition (Lumen Gentium et le Magistère depuis le Concile Vatican II) qui interprètent les premiers à la lumière de la Tradition pour l’aujourd’hui.
Dans la première partie nous nous sommes efforcés de relever les différentes facettes de la foi de Marie qui ressortent dans les textes les plus anciens de l’Eglise. D’abord, la foi de Marie est une foi au consentement du projet de Dieu, définie comme adhésion au plan salvifique (Lc 1, 26-38). Ensuite, c’est une foi en la parole de Dieu. La foi de Marie est une foi anticipatrice: le consentement de Marie n’a pas été seulement adhésion au projet de Dieu. Dans la forme qu’il prend, on discerne une anticipation de notes distinctives de la vie de Jésus. Marie en se déclarant comme servante du Seigneur inculque cette disponibilité de servir à son Fils Jésus qui en entrant dans le monde reprend ce terme de service comme élément fondamental de sa mission. La docilité à la volonté du Père dont Marie fait preuve lors de l’Annonciation influence aussi le Christ dans sa relation avec son Père céleste.
La foi de Marie est aussi une foi méditative. L’incompréhension de Marie est le point de départ d’un effort de méditation. La foi de Marie a fait l’expérience de l’épreuve, de l’obscurité et elle a dû continuellement s’efforcer de comprendre mieux ce qu’elle croyait. La foi de Marie est une foi en développement. Ce développement se concentre sur la personne du Christ. Marie est invitée à approfondir sa foi dans le sens d’une relation personnelle avec Jésus. La foi de Marie est une foi reconnue par d’autres (Elisabeth (Lc 1, 45), Jésus implicitement (Lc 11, 28), Esprit Saint (Lc 1, 41)).
La foi de Marie est une réalité dynamique, efficace et active (Jn 2, 1-12). La foi de Marie est une foi audacieuse (Jn 2, 1-12): La foi de Marie est une foi influente: Marie en propulsant Jésus à manifester sa gloire à Cana, ouvre le chemin de la foi aux disciples (Jn 2, 11). Sa foi influence sur celle des disciples.
La foi de Marie est une foi formatrice (Act 1, 14). Marie reçoit la mission d’être mère spirituelle des disciples de son fils. Cette mission est une mission de formation et d’éducation à la foi. Enfin, la foi de Marie est une foi qui rassemble (Act 1, 14). Marie est au milieu de l’assemblée au Cénacle comme celle qui réunit les disciples de son fils pour les fortifier dans leur foi. Témoin de la foi en son Fils Jésus, elle est là au milieu des disciples pour les soutenir et les réconforter.
Dans la deuxième partie nous avons passé en revue les trois perspectives récentes (doctrinale, pédagogique et liturgique) complémentaires de la foi de Marie. Cette doctrine de la foi de Marie se trouve dans les documents du magistère à savoir: le chapitre VIII de Lumen Gentium, Marialis cultus et Redemptoris Mater ; pédagogique, c’est-à-dire, dire comment la foi de Marie est présentée au peuple de Dieu et elle se fera avec le document du Catéchisme de l’Église (1992) ; liturgique, cette optique nous amènera à esquisser le profil de la foi de Marie telle qu’elle nous est proposée dans les Messes en l’honneur de la Vierge Marie (1988). Retenons que les documents du Catéchisme de l’Église et les Messes en l’honneur de la Vierge Marie ont un fondement doctrinal commun.
L’optique doctrinale de la foi de Marie nous a permis de suivre le pèlerinage de foi de la Vierge Marie. Ainsi, la réflexion théologique de la connaissance de la foi de Marie que l’Eglise présente à notre foi aujourd’hui est le pèlerinage de foi de la Vierge. Ce pèlerinage de foi est un modèle pour la vie de l’Eglise dans sa marche, de l’Eglise en pèlerinage sur terre. Modèle pour l’Eglise parce que l’Eglise vit du consentement à la volonté de Dieu de Marie: Marie collabore, coopère à l’œuvre du salut par son oui à l’Annonciation. Comme Marie, l’Eglise croit et aime. Marie est modèle des vertus théologales de foi, d’espérance et de charité pour l’Eglise qui les (vertus théologales) considère comme fondement de vie spirituelle et de prière. Marie est aussi modèle de virginité pour l’Eglise: elle (Marie) est la Vierge qui reçoit la parole de Dieu avec foi et la médite avec foi. Ainsi donc, la foi de Marie est proposée à l’Eglise comme modèle.
Avec l’optique pédagogique, la foi de Marie est proposée à l’Eglise comme une foi éducative, c’est-à-dire qui sert de repère pour les croyants et invite à une foi solide et inébranlable au Christ. Elle (foi de Marie) nous entraîne à la suite du Christ, à une relation d’intimité profonde avec Jésus. La foi de Marie est également proposée à l’Eglise comme exemple de prière: Par son Magnificat Marie nous donne l’exemple de la reconnaissance des bienfaits de Dieu. A Cana elle intercède dans la foi. La foi de Marie est aussi proposée à l’Eglise comme une foi témoin: Marie est témoin éminent de la foi grâce à l’exemple de son pèlerinage de foi. La foi de Marie dans cette optique pédagogique est enfin proposée à l’Eglise comme une foi active: de manière active Marie a coopéré au mystère de notre rédemption.
Avec l’optique liturgique, la foi de Marie est célébrée comme une foi qui protège efficacement les chrétiens: l’Eglise a recours à Marie avec une immense confiance et implore son secours pour les opprimés, les affligés et pour les faibles. La protection de Marie est l’impact de sa vie exemplaire de foi sur ceux qui implorent son assistance et son aide.
Questa tesi di Licenza in Mariologia studia il valore della fede di Maria così come viene presentata nei testi del Nuovo Testamento, che descrivono la fede di Maria, e quelli del Magistero, dal Concilio Vaticano II, che interpretano i primi, alla luce della tradizione ecclesiale, per il nostro tempo.
Nella prima parte ci siamo sforzati di sottolineare i differenti aspetti della fede di Maria che appaiono nei testi più antichi della Chiesa. In primo luogo la fede di Maria è una fede di consenso al progetto di Dio, definito come adesione al piano di salvezza (Lc 1, 26-38). E’ una fede nella parola di Dio. La fede di Maria è anche una fede anticipatrice: il consenso di Maria non è stato soltanto adesione al progetto di Dio. Nella forma che adotta, si vede un’anticipazione delle note distintive della vita di Gesù. Maria, nel dichiararsi umile serva del Signore, inculca questa disponibilità al servizio in suo Figlio Gesù, che nell’entrare nel mondo riprende questo tema del servizio come elemento fondamentale della sua missione. La docilità alla volontà del Padre che Maria manifesta nell’Annunciazione influisce su Cristo nella sua relazione con il suo Padre celeste.
La fede di Maria è anche una fede meditativa. L’incomprensione di Maria è il punto di partenza di uno sforzo di meditazione. Maria ha fatto esperienza della prova, dell’oscurità e ha dovuto sforzarsi continuamente di comprendere meglio ciò in cui credeva. La fede di Maria è una fede in sviluppo. Questo sviluppo si concentra nella persona di Cristo. Maria è invitata ad approfondire la sua fede come relazione personale con Gesù. La fede di Maria è riconosciuta dagli altri: Elisabetta (Lc 1, 45), implicitamente Gesù (Lc 11, 28), lo Spirito Santo (Lc 1, 41)).
La fede di Maria è una realtà dinamica, efficace ed attiva (Gv 2, 1-12). E’ una fede audace (Gv 2, 1-12). E’ una fede influente: Maria spingendo Gesù a manifestare la sua gloria a Cana, apre il cammino della fede ai discepoli (Gv 2, 11). La sua fede influisce su quella dei discepoli.
La fede di Maria è una fede formatrice (Atti 1, 14). Maria riceve la missione di essere la madre spirituale dei discepoli di suo figlio. Questa missione è una missione di formazione ed educazione nella fede. Infine la fede di Maria è una fede che riunisce (Atti 1, 14). Maria è in mezzo all’assemblea del Cenacolo come colei che riunisce i discepoli di suo figlio per rafforzarli nella loro fede. Testimone della fede in suo Figlio Gesù, ella è lì in mezzo ai discepoli per sostenerli e confortarli.
Nella seconda parte abbiamo esaminato tre prospettive recenti (dottrinale, pedagogica e liturgica) complementari sulla fede di Maria. Questa dottrina della fede di Maria si trova nei documenti del magistero, ossia: il capitolo VIII della Lumen Gentium, Marialis cultus e Redemptoris Mater. La prospettiva pedagogica mostra come la fede di Maria è presentata al popolo di Dio nel Catechismo della Chiesa (1992). La prospettiva liturgica ci porta ad abbozzare il profilo della fede di Maria così come ci è proposto nelle Messe in onore della Vergine Maria. (1988).
La prospettiva dottrinale di fede ci ha permesso di seguire la peregrinazione di fede della Vergine Maria. Questa peregrinazione di fede è un modello per la vita della Chiesa in cammino, della Chiesa in peregrinazione in questo mondo. E’ modello per la Chiesa perché la Chiesa vive del consenso alla volontà di Dio dato da Maria: Maria collabora nell’opera della salvezza mediante il suo sì dell’Annunciazione. Come Maria, la Chiesa crede ed ama. Maria è il modello delle virtù teologali di fede, speranza e carità per la Chiesa, che le considera come fondamento di vita spirituale e di preghiera. Maria è anche il modello di verginità per la Chiesa. Maria è la Vergine che riceve la parola di Dio con fede e la medita con fede. In questo modo, quindi, la fede di Maria è proposta come modello della Chiesa.
Con la prospettiva pedagogica, la fede di Maria è proposta alla Chiesa come una fede educatrice, ossia che serve di riferimento ai credenti e invita ad una fede solida ed incrollabile in Cristo. La sua fede ci trascina nella sequela di Cristo, ad una relazione di intimità profonda con Gesù. La fede di Maria è ugualmente proposta alla Chiesa come esempio di preghiera: per mezzo del suo Magnificat Maria ci dà un esempio di gratitudine per i benefici di Dio. A Cana intercede nella fede. La fede di Maria è proposta alla Chiesa come una fede di testimonianza: Maria è una testimone importante della fede grazie all’esempio della sua peregrinazione di fede. La fede di Maria in questa prospettiva pedagogica è infine proposta alla Chiesa come una fede attiva: Maria ha cooperato in maniera attiva al mistero della nostra redenzione.
Con la prospettiva liturgica, la fede di Maria è celebrata come una fede che protegge efficacemente i cristiani: la Chiesa ricorre a Maria con un’immensa fiducia e implora il suo aiuto per gli oppressi, gli afflitti e i deboli. La protezione di Maria è nell’impatto della sua vita esemplare di fede su coloro che implorano la sua assistenza e il suo aiuto.