Publicamos esta comunicación libre a la Asamblea de Fraternidades de la Provincia de Madrid que tuvo lugar en Cádiz en diciembre de 2004. Forma para de una serie de treinta con las que los miembros de las distintas comunidades quisieron dirigirse al conjunto de las Fraternidades presentando sus deseos, necesidades, situaciones y propuestas. Ésta que presentamos tenía por objetivo “realizar una reflexión del actual estado de Fraternidades Marianstas que impulse a afrontar desde la realidad los retos que la vida actual plantea al fraterno de a pie.” Este texto resulta especialmente interesante porque esta escrito en clave de futuro, ofrece propuestas concretas y tiene como horizonte de fondo la vida y misión de la Familia Marianista. Sus autores, dos miembros, jóvenes adultos de las Fraternidades del sur, hacen una llamada a afrontar la realidad que se vive sin miedo y con decisión y sin dejarse ahogar por la palabra “crisis”. Es tiempo, nos dicen, de buscar mucho más adentro: más adentro de la vida, de la sociedad en la que vivimos, de nuestras familias, de nuestra comunidad, y en definitiva de nuestro corazón. Ir más adentro, para llegar más afuera.
Su llamada es articulada en una serie de propuestas llenas de dinamismo en las que se alterna la claridad realista y la esperanza activa, que son dirigidas a quienes conforman la red vital de las Fraternidades: a los más veteranos, a quienes se les reclama su sabiduría y experiencia; al fraterno adulto, de quien se espera una opción definitiva de estabilidad en el compromiso asumido y la asunción de la iniciativa concreta siendo los brazos del movimiento; a los más jóvenes, llamados a soñar por un mundo mejor, más justo y solidario, con espíritu crítico y capacidad de plantear nuevos retos, de invitar y de ser el corazón joven de las comunidades; también se dirige a los religiosos y religiosas pidiendo su compañía y el valioso ejemplo de la vida consagrada, así como la decidida apuesta por una real misión compartida. Finalmente, una propuesta para los órganos de gobierno: devolver el protagonismo a las comunidades, escuchar y comprender a la gente en un continuo ejercicio de diálogo.